Ortega y Gasset escribió este textoen 1925, fue publicado en un periódico, por lo que iba dirigido a cualquieraque lo leyese; por lo cual, a parte de la polémica que suscitó el texto, laintención del autor era explicar la impopularidad del arte nuevo donde, segúnél, se encuentra su esencia. Según el autor hay que saber de arte para entenderel arte:
“ no soy yo quienpara sentenciar, ni creo que sentencias tales importen mucho, si los nuevosgestos de arte son acertados o torpes, pero lo que me parece evidente es quehay una obligación de entenderlos”[1]
Se puedever en sus afirmaciones que lo que realmente le preocupa es el conocimiento, laeducación del pueblo. La obra del arte nuevo tiene la función de educar, ya queno deja cabida a la implicación sentimental y racional, sino que frena losimpulsos y nos fuerza a pensar.
“Se trata de unacuestión de óptica sumamente sencilla. Para ver un objeto tenemos que acomodarde una cierta manera nuestro aparato ocular. Si nuestra acomodación visual esinadecuada, no veremos el objeto o lo veremos mal. Imagínese el lector queestamos mirando un jardín a través delvidrio de una ventana. Nuestros ojos se acomodarán de suerte que el rayo devisión penetre en el vidrio, sin detenerse en él y vaya a prenderse en lasflores y frondas. Como la meta de la visión es el jardín y hasta él va lanzadoel rayo visual, no veremos el vidrio, pasará nuestra mirada a su través, sinpercibirlo. Cuanto más puro sea el cristal, menos lo veremos. Pero luego,haciendo un esfuerzo, podemos desentendernos del jardín y, retrayendo el globoocular, detenerlo en el vidrio. Entonces el jardín desaparece a nuestros ojos yde él sólo vemos unas masas de color confusas, que parecen pegadas al cristal.Por tanto, ver el jardín y ver el vidrio de la ventana son dos operacionesincompatibles: la una excluye a la otra y requieren acomodaciones ocularesdiferentes”
No hay queperder de vista que lo que vemos es una representación. Tenemos que mantenernosalejados sentimentalmente. Ortega escribe:
“No comprendo como elque va a una exposición se complace en hallar allí cuadros parecidos a los queinnumerables veces ha visto ya, y no exige más bien que las paredes lepropongan costas intactas de continentes recién nacidos. ¿Puede tener el artemás alta misión en la vida que esta de permitirnos una evasión visual de locotidiano, de los que ya somos y sabemos?[2]“
Ortega yGasset reta al público, a la masa, al pueblo a pensar, a entender. Afirma que elarte nuevo no es para todo el mundo, como el romántico, sino que va dirigido auna minoría especialmente dotada; la característica más evidente del arte nuevoes un impopularidad, y no se refiere a impopular porque aún no se conoce, sinoimpopular como anti-popular, el pueblo no lo acepta no se siente identificado,se queda sin papel ante una obra nueva, ya que en ella no encuentrarepresentaciones de la realidad como, por ejemplo, en el romanticismo. Noreconoce en un cuadro “nuevo” la alegría ni el sufrimiento humano, etc. Elespectador no entiende lo que ve, y por eso el arte nuevo es rechazado sin más.
SegúnOrtega y Gasset este arte crea un fenómeno sociológico el cual divide a lasociedad en dos: una minoría que lo entiende y una mayoría que no lo entiende.Lo que procura Ortega es que se entienda y, para ello, explica lascaracterísticas de este nuevo arte, la principal la “deshumanización”, evitarlas formas vivas, eludir todo sentimiento.
“Nos deja encerradosen un universo abstruso, nos fuerza a tratar con objetos con los que no cabetratar humanamente”[3]
“La realidad acechaconstantemente al artista para impedir su evasión ¡Cuánta astucia supone lafuga genial!”[4]
“Larelación de nuestra mente con las cosas consiste en pensarlas, en formarse ideasde ellas. En rigor, no poseemos de lo real, sino las ideas que de él hayamoslogrado formarnos… Con las ideas, pues, vemos las cosas, y en la actitudnatural de la mente no nos damos cuenta de aquellas, lo mismo que el ojo almirar no se ve a si mismo… Pero es el caso que entre la idea y la cosa haysiempre una absoluta distancia. Lo real rebosa siempre del concepto que intentacontenerlo. El objeto es siempre más y de otra manera que lo pensado en suidea”[5]
“Si nos proponemos deliberamente realizar lasideas -, habremos deshumanizado, desrealizado estas. Porque ellas son, enefecto, irrealidad. Tomarlas como realidad es idealizar- falsificaringenuamente… El pintor tradicional que hace un retrato pretende haberseapoderado de la realidad de la persona cuando, en verdad y a lo sumo, ha dejadoen el lienzo una esquemática selección caprichosamente decidida por su mente dela infinitud que integra la persona real. ¿Qué tal si, en lugar de quererpintar a ésta, el pintor se resolviese a pintar su idea, su esquema de lapersona? Entonces el cuadro sería la verdad misma y no sobrevendría el fracasoinevitable. El cuadro renunciando a emular la realidad, se convertiría en loque auténticamente es: un cuadro –una irrealidad.”[6]
El objetoartístico sólo es artístico en la medida en que no es real. Para poder gozardel retrato ecuestre de Carlos V, por Tiziano, es imprescindible que no veamosallí a Carlos V en persona, auténtico y viviente, sino que en su lugar, hemosde ver sólo un retrato, una imagen irreal, una ficción. El retratado y elretrato son dos objetos distintos.
“El arte no puedeconsistir en el contagio psíquico, porque éste es un fenómeno inconsciente y elarte debe ser todo plena claridad, mediodía de intelección… El placer estéticotiene que ser un placer inteligente. Porque entre los placeres los hay ciegos yperspicaces. La alegría del borracho es ciega; tienen como todo el mundo sucausa: el alcohol, pero carece de motivo. El favorecido con un premio de lalotería también se alegra, pero con una alegría muy diferente; se alegra “de”algo determinado. La jocundía del borracho es hermética, está encerrado en símisma, no sabe de donde viene y, como suele decirse, “carece de fundamento”. Elregocijo del premiado, en cambio, consiste precisamente en darse cuenta de unhecho que lo motiva y justifica… Todo lo que quiera ser espiritual y nomecánico habrá de poseer este carácter perspicaz, inteligente y motivado. Ahorabien: la obra romántica provoca un placer que apenas mantiene conexión con sucontenido. ¿Qué tiene que ver la belleza musical que debe ser algo situadoallá, fuera de mi, en el lugar en el que el sonido brota –con losderretimientos íntimos que en mí acaso produce y en paladear los cuales elpúblico romántico se complace? ¿No hay aquí un perfecto quid pro quo? En vez degozar del objeto artístico, el sujeto goza de sí mismo; la obra ha sido sólo lacausa y el alcohol de su placer.” [7]
Ortegahabla de las figuras de cera, de la extraña sensación que producen. Son tanreales que no podemos tener ante ellas una actitud clara, si las miramos comoseres vivos descubrimos que sólo son muñecos, y si las miramos como ficción nosasusta su asombroso parecido a una persona real, no hay manera de reducirlas ameros objetos,
“Me parece que la nuevasensibilidad está dominada por un asco a la humano en el arte muy semejante alque siempre ha sentido el hombre selecto ante las figuras de cera. En cambio,la macabra burla cerina ha entusiasmado siempre a la plebe”[8]
Comosucedía en Grecia, las estatuas se hacían para crear sensaciones automáticas,más que estatuas, fabricaban ídolos que producían efectos en el pueblo. En elarte nuevo, lo que provoca reacciones automáticas tiene que quedar fuera delámbito del arte, porque impide quese disfrute de la obra de forma intelectual. Lo que provoca una reacción queeclipsa, como es el caso por ejemplo de las estatuas de cera, o de laestatuaria griega o romana hay que dejarlo fuera del arte.
La nuevateoría del arte se produce de forma contraria a la anterior, no idolatra a laimagen, las imágenes son representaciones, las imágenes son nada más queimágenes. Las representaciones figurativas se valoraban y se reproducían paraprovocar un determinado efecto, siendo una cosa “no viva” nos hace reaccionarcomo si estuviera viva y no lo está; pero el nuevo arte diferencia entre larepresentación y la realidad de donde se coge la idea de lo representado. Unejemplo de arte nuevo sería la obra de Magritte “La traición de las imágenes”,un cuadro donde se representa una pipa y debajo escrito –esto no es una pipa-.
“Magritte odia lacontemplación (el cuadro perfecto no permite la contemplación, sentimientotrivial y desprovisto de interés…) y pide una participación intelectual en suscuadros, que son instrumentos para pensar. Metamorfosis de ideas en imágenes;modos inusuales de hacer vivir el pensamiento…”[9]
“Demos la palabra aMagritte: “¿”Quién podría fimar la pipa de un de mis cuadros? Nadie, porconsiguiente: NO ES UNA PIPA”[10]
SegúnFoucault esto es demasiado simple, cree que Magritte crea mucha másincertidumbre, piensa que la extrañeza del cuadro no es la contradicción entrela imagen y el texto, ya que sólo podría haber contradicción entre dosenunciados, pero este enunciado es verdadero porque es muy evidente que eldibujo que representa una pipa no es una pipa.
“Lo que desconciertaes que resulta inevitable relacionar el texto con el dibujo (a lo cual nosinvita en el demostrativo, el sentido de la palabra pipa, el parecido con laimagen), y es que es imposible definir el plan que permita decir que laaserción es verdadera, falsa, contradictoria. No puedo quitarme de la cabezaque la diablura radica en una operación que la simplicidad del resultado hahecho invisible, pero que sólo ella puede explicar el indefinido malestar queéste provoca. “[11]
Comovemos, esta obra aparentemente simple, más un juego que un cuadro, genera unaserie de actitudes mentales ante la obra, el cuadro, que no son exclusivamentecontemplativas, y precisamente este es el fin, el fundamento del arte nuevo. Setrata por tanto de un trabajo intelectual, de ahí que Ortega y Gasset afirmeque este nuevo arte va dirigido a una minoría selecta, y no con el fin dediscriminar, ni de dividir una sociedad en dos, una mejor y otra peor, sino simplementediferentes, ya que la gran mayoría, la masa, no está preparada para esteproceso mental que requieren la sobras del nuevo arte, el pueblo no estápreparado intelectualmente, aunque el fin que pretende Ortega es conseguir quesí lo esté, quiere acercar el nuevo arte para que sea entendido por todos.
[1] La Deshumanización del Arte; Ortega y Gasset, pag. 183
[2] La Deshumanización del Arte; Ortega y Gasset, pag. 197
[3] La Deshumanización del Arte; Ortega y Gasset, pag. 60.
[4] La Deshumanización del Arte; Ortega y Gasset, pag. 61
[5] La Deshumanización del Arte; Ortega y Gasset, pag. 72
[6] La Deshumanización del Arte; Ortega y Gasset, pag. 73
[7] La Deshumanización del Arte; Ortega y Gasset, pag. 65.
[8] La Deshumanización del Arte; Ortega y Gasset, pag. 66.
[9] Esto no es una pipa; Michael Foucault, pag. 15
[10] Esto no es una pipa; Michael Foucault, pag. 18
[11] Esto no es una pipa; Michael Foucault, pag. 32
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